3.11.10

Me voy a ir con los patos ...

Me voy a ir con los patos, adonde no haya tratados ni manuales. Me voy a ir con los patos, adonde haya un libro de horas y una sola palabra para mí: pasear. Me voy a ir con los patos porque soy una madonna, y odio a las mujeres por haber renunciado a despertar al hombre a su madame. Me voy con los patos, porque los bosques natales entienden mi desenfreno. Me voy con los patos, junto a un descolorido tapiz de cuatro ríos. Me voy con los patos, porque soy una cazadora, y odio a los hombres por haber renunciado a despertar a la mujer a su Selva sin hogar. Me voy con los patos porque soy invisible, aún con mi estandarte izado sobre la casita rural. Me voy con los patos porque leí al poeta que escribió El campanear de los pinos. Vayamos con los patos bien lejos del lirismo de los patos, de esta resaca de mi corazón escondido. Pero igual hachazos. Hachazos y más lejos todavía, de todos estos juglares marchitos que prefieren declararse farsantes antes que entrever su gracia.

Lu de Ademar, Auvergne, hacia el 1000 dc.

2.10.10

Fatima Cocinera

Del cuaderno de notas de Iuve d'Oc.

Sea bienvenido el cristal del frío tensando el manojo.
Casa adentro las sombras flautan la flama de la cocinera
en la vela de belenizar, en la velita de cuévano.
Bujías a pequeño faro de los cuartos
mientras afuera laponizadores de la psicosmia acarician la sombra de Gran Vaca
y avanzan, todavía más, hacia la entrada en rías de Su Delicadeza
por entre un carío de cortezas
la rostridad a la que trepa en maquillaje
por la untuosidad del único licor
en el mimetismo legendario de la madera uncida.


Por su aceite de milhoras la lente pasa
“dónde había ese agujero sin reloj?”
donde poner a nacer las otras horas:
“Diosa Tarde more en mí”, decía el pie
en el flexor mismo del frescor levantaromas.

5.9.10

Cantar de lo Cantares -fragmentos fatimianos-.

6. (CORO DE PASTORES) ¿Quién es esta que sube del desierto como columna de humo, de oloroso perfume de mirra e incienso, y todos los polvos olorosos del maestro de olores?
(…)
8. (ESPOSO) Conmigo del Líbano, Esposa, conmigo del Líbano te vendrás; y serás coronada desde la cumbre de Amaná, de la cumbre de Sanir y Hermón, de las cuevas de los leones y de los montes de las onzas.
(…)
12. Huerto cercado, hermana mía, Esposa; huerto cercado, fuente sellada.
13. Tus plantas son jardín de granadas con fruta de dulzuras; juncia de olor y nardo.
14. Nardo y azafrán, canela, con los demás árboles del Líbano; mirra y sándalo, con los demás preciados olores.
15. Fuente de huertos, pozo de aguas vivas y que corren del monte Líbano.
16. ¡Sus!, vuela, cierzo, y ven tú, ábrego y orea el mi huerto; y espárzanse sus olores.
(…)
3. (ESPOSA) Abre, hermana mía, perfecta mía, porque mi cabeza está llena de rocío, y mis cabellos de las gotas de la noche.
4. Desnudéme mi vestidura; ¿cómo me la vestiré? Lavé mis pies; ¿cómo me los ensuciaré?
5. Mi Amado metió la mano por el resquicio de las puertas, y mis entrañas se estremecieron en mí.
6. Levantéme para abrir a mi Amado, y mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra que corre, sobre los goznes del aldaba.
(…)
5. (CORO DE PASTORES) ¿Quién es esta que sube del desierto, llena de deleites, recostada en su Amado?
Traducción literal del hebreo: Fray Luis de León.

21.7.10

Isfandarmuz y el yac.

En el mezzanine de esa caja de pick-up Ford, barquinando por los médanos, compartimos el primer rapto, sin embargo retraído, al viajar a un metro del cuerpo de aparición de Isfandarmuz, sentada sobre una arpillera.
Iba, decían, con el chamán del Cabo, una especie de yac de pelo largo, casi carismático, aunque ella nos miraba y sonreía ocultada por el chiquetazo a ventarrones de su largo turbante.
No sabíamos si estaban disfrazados de árabes o si habían entrado espectacularmente a un autobjetivo delirio saudí. Pero ella aventajaba cualquier barrunte, nos lo hacía añicos: dominaba por irradiación la oniroplastia del sucundún por las arenas.
De pronto la camioneta paró porque bajaban ellos dos hacia su choza en el desierto, que no se veía.
Sí: era la acompañante de un yac.
La ví alejarse llevando de la soga al animal undular ... ella se iba apelotonando hacia los cuernos del yac, ambulativos se hacían de a poco del entorno, y desaparecieron apareciendo como otra cosa, en el acto: un arbusto y un ovillo, o la luna y un palo.
//Isfandarmuz te incurva cada hilo de zekr que voltaiza entre hemisferios.//
Elliff Ass Levis

8.6.10

La Reina de Trans-argot

Cada partícula de este henchimiento participa de una proyección medular, la tensión de una cuerda que se adentra en Interregnos. Arbusto-cabeza-de-búfalo y arbusto-copa-de-bailarina se acercan no sé cómo y alfombran hacia uno de los palacios. Pero también nos otorgan el favor de la niebla a medida que crece el tunelo-sonar de los grillos. Tras ir entrando por ese negral de la aspiracion que olea … clic!, se enciende la Reina (de la con-sideración) adelantándome. Ni me persigue ni la persigo: va esferándome a cada recodo. Franjas enteras de su vegetación hacen animales respirando de la lluvia que Ella aguja en su trans-argot.

28.5.10

El Trueno

Yo soy la que he sido enviada desde el poder y he venido hacia los que piensan en mí y he sido encontrada en los que me buscan. Soy la fuerza de un temblor; soy débil y me encuentro a gusto en lugar placentero; soy insensata y prudente. ¿Por qué, entonces, me habéis odiado vosotros, griegos?; porque soy una bárbara entre los bárbaros. En efecto, yo soy la sabiduría de los griegos y el conocimiento de los bárbaros. Yo soy el juicio de los griegos y de los bárbaros. Yo soy a la que habéis perseguido y habéis capturado, a la que habéis dispersado y a la que habéis reunido. Yo, yo no creo en Dios, pero soy aquella cuyo Dios es relevante. Yo soy aquella en la que pensasteis y despreciasteis. Soy ignorante, pero aprenden de mí. Pero cuando os ocultéis, yo misma apareceré; pues cuando aparezcáis, yo me ocultaré de vosotros. Y venid hacia mí los que me conocéis y los que conocéis mis miembros. Y colocad a los grandes entre las primeras criaturas pequeñas. Venid hacia la niñez y no la odiéis por ser insignificante y pequeña. Y no rechacéis grandeza en parte alguna desde la pequeñez, pues la pequeñez es conocida a partir de la grandeza. Yo soy el oído percibido por todas las cosas y el habla que no puede ser comprendida. Yo soy el nombre del sonido y el sonido del nombre. Y llevadme hacia vosotros desde lugares sórdidos y ruinosos. Y robad a los buenos incluso en la adversidad. Desde la vergüenza, llevadme hacia vosotros desvergonzadamente. Yo soy la que he sido enviada desde el poder, y he venido hacia los que piensan en mí y he sido encontrada en los que me buscan.
Fragmentos de El Trueno: la Mente Perfecta, texto gnóstico de Nag Hammadi, por boca de la doble Isis-Sophia.

12.5.10

Por las noches sonorosas ...

Canciones entre el alma y el Esposo

La Esposa
13. Mi Amado, las montañas, los valles solitarios nemorosos, las ínsulas extrañas, los ríos sonorosos, el silbo de los aires amorosos,
14. la noche sosegada en par de los levantes del aurora, la música callada, la soledad sonora, la cena que recrea y enamora.
15. Nuestro lecho florido, de cuevas de leones enlazado, en púrpura tendido, de paz edificado, de mil escudos de oro coronado.
16. A zaga de tu huella las jóvenes discurren al camino, al toque de centella, al adobado vino, emisiones de bálsamo divino.
17. En la interior bodega de mi Amado bebí, y cuando salía por toda aquesta vega, ya cosa no sabía; y el ganado perdí que antes seguía.

(...)
37. Allí me mostrarías aquello que mi alma pretendía, y luego me darías allí, tú, vida mía, aquello que me diste el otro día:
38. El aspirar del aire, el canto de la dulce Filomena, el soto y su donaire, en la noche serena, con llama que consume y no da pena
39. Que nadie lo miraba, Aminadab tampoco parecía, y el cerco sosegaba, y la caballería a vista de las aguas descendía.

Noche Oscura

1. En una noche oscura, con ansias, en amores inflamada ¡oh dichosa ventura!, salí sin ser notada estando ya mi casa sosegada.
2. A oscuras y segura, por la secreta escala disfrazada, ¡Oh dichosa ventura!, a oscuras y en celada, estando ya mi casa sosegada.
3. En la noche dichosa en secreto, que nadie me veía, ni yo miraba cosa, sin otra luz y guía sino la que en el corazón ardía.
4. Aquésta me guiaba más cierto que la luz del mediodía, adonde me esperaba quien yo bien me sabía, en parte donde nadie parecía.
5. ¡Oh noche que guiaste! ¡Oh noche amable más que el alborada! ¡Oh noche que juntaste Amado con amada, amada en el Amado transformada!
6. En mi pecho florido que entero para él sólo se guardaba, allí quedó dormido, y yo le regalaba, y el ventalle de cedros aire daba
7. El aire de la almena, cuando yo sus cabellos esparcía, con su mano serena en mi cuello hería y todos mis sentidos suspendía.
8. Quedéme y olvidéme, el rostro recliné sobre el Amado, cesó todo y dejéme, dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado.


Cantar del alma que se huelga de conocer a Dios.

Qué bien sé yo la fonte que mane y corre, aunque es de noche.
1. Aquella eterna fonte está escondida, que bien sé yo do tiene su manida, aunque es de noche.
2. Su origen no lo sé, pues no le tiene, mas sé que todo origen de ella tiene, aunque es de noche.
3. Sé que no puede ser cosa tan bella, y que cielos y tierra beben de ella, aunque es de noche.
4. Bien sé que suelo en ella no se halla, y que ninguno puede vadealla, aunque es de noche.
5. Su claridad nunca es oscurecida, y sé que toda luz de ella es venida, aunque es de noche.
6. Sé ser tan caudalosos sus corrientes. que infiernos, cielos riegan y las gentes, aunque es de noche.
7. El corriente que nace de esta fuente bien sé que es tan capaz y omnipotente, aunque es de noche.
8. El corriente que de estas dos procede sé que ninguna de ellas le precede, aunque es de noche.
9. Aquesta eterna fonte está escondida en este vivo pan por darnos vida, aunque es de noche.
10. Aquí se está llamando a las criaturas, y de esta agua se hartan, aunque a oscuras porque es de noche.
11. Aquesta viva fuente que deseo, en este pan de vida yo la veo, aunque es de noche.

San Juan de la Cruz, fragmentos de sus Cantos Espirituales, que van de vuelo.

29.4.10

Banafsha / Istaftin

Estando en Egipto en una aldea ribereña del Nilo, me enamoré apasionadamente de una joven. Pasé varios días sin tomar alimento ni bebida, de modo que la llama de amor adquirió en mí una intensidad extraordinaria. Mi aliento exhalaba llamas de fuego. Y cada vez que exhalaba ese fuego, desde lo alto del cielo se exhalaba igualmente un fuego que venía al encuentro de mi propio aliento. Los dos resplandores se unían entre el cielo y yo. Durante largo tiempo no supe quién estaba allí donde los dos resplandores se unían. Finalmente comprendí que era mi testigo en el cielo, Daena: "Cada vez que sube de ti una llama, una llama desciende del cielo hacia ti".
"Me ausenté, y se me apareció un cielo que se parecía al libro del Qoran. Llevaba inscritas unas figuras de cuatro lados trazadas con puntos. Los puntos formaban algunos versículos de la sura Ta-Ha: "He proyectado en Tí amor hacia Mí; he querido que estuvieses ante mis ojos cuando tu hermana pasó por allí".
Habiendo comprendido estos versículos me puse a recitarlos. Y me fue inspirado que su significado se relacionaba con la mujer que había conocido y que llevaba el nombre de Banafsha, aunque su nombre en lo suprasensible era Istaftin. Y es que ciertos seres llevan nombres esotéricos en el mundo suprasensible. Y el hecho de que una mujer terrenal lleve un nombre esotérico, es decir, que tenga un nombre en el cielo, indica en qué consiste el amor para los fieles: el amor humano y divino no se oponen uno a otro como si se tratase de un dilema ante el cual el fiel de amor deba elegir. Es el texto de un solo y único libro, si bien es preciso aprender a leerlo, y cantarlo".
Najm Kobra (*

22.3.10

Hina en Maui

Maruru, de Paul Gauguin. Ofrendas junto a la estatua de la diosa polinesia Hina
Cuando apareció el nombre (Hina) sólo sabíamos que nos serpeaba una vibración ligada a la noche selenita del desierto, al ras de unos pastos que goteaban, a unos cien metros del mar, dentro del perímetro brumoso de una olla encantada. Meses después llegó Gauguin desde Tahití con la entidad lunar y oceánica Hina, a la que en una noche de pizarra magnética se le ofrendaban letanías y sones de flauta. Cuando a la noche siguiente de la aparición clariaudiente, una amiga pulsaba la flauta en la orilla quietísima, mientras otro vibraba "Hina" hacia el mar (liberando su efusión hacia el oleaje durante más de media hora), no sabíamos que soplábamos aquella flauta y letanía, y que la bajamar más vasta -en años- que tuvo lugar una hora después, era la suave revertencia de su eco providencial hacia la raza de las playas. Diosa entre peces, corales y pescadores, entre plantas y costas, inspiradora del hula-hula y del cadereo surfer en Maui -y sea que la hayamos tocado o que nos haya tocado con su kapa-, Hina se sostuvo desde entonces como otra nota fatimiana de nos-otros-de-nos, surfers del Jadir en la Tierra de Hurqalya.


Posdata desde un Colegio Anterior: "... entre las funciones de los incorporales del alma está el proyectar una naturaleza, una fisis y, recíprocamente, cada elemento físico revelará así la actividad psico-espiritual que la impulsa. En este sentido, los perceptos de lo sagrado "que posee el alma" se pueden reconocer en el paisaje del que se rodea y en el que configura su hábitat".

11.3.10

La Hora de Aushahim.

(...)
... la montaña que está a la altura de las estrellas y desde donde se precipita el caudal de las Aguas Celestes de Ardvi Sura Anahita, caudal que posee un Xvarnah tan grande como todo el resto de las Aguas que discurren sobre la Tierra. Allí es donde se sitúa la morada terrenal de la diosa de las Aguas celestes. Entonces aparece como la fuente paradisíaca del Agua de la Vida. En esta fuente o en sus orillas crecen las plantas y los árboles maravillosos, y sobre todo el Haoma blanco (el árbol Gaokarena). De Ardvi Sura depende la fecundidad de todos los seres bajo todas sus formas (...) es una Virgen de las aguas (...) el Ritual indica que se consagre una ofrenda al Angel Arshtat a la hora de Aushahim (entre la medianoche y el alba), y la montaña de la Aurora se menciona para que sea favorable al Ángel Arshtat (...) ya que el paso se realiza a través de la aurora resplandeciente. En la montaña aureolada por la Gloria no se percibe el fenómeno astronómico, sino la aurora de Inmortalidad: la Imago Gloriae proyectada en la aurora naciente, se anuncia al alma como la presencia anticipada de un estado vivido (...). Desde su cima surge el Puente Chinvat, en cuya entrada tiene lugar el encuentro del alma con Daena, su Paredros celeste (...) Es la situación primordial en la que la Imago Terrae presenta los lugares y paisajes de su eternidad anticipada (...) El Fiel atraviesa el puente Chinvat con su vuelo espiritual y con la fuerza de sus actos teúrgicos; avanza hasta las estrellas; más tarde hasta la Luna, luego hasta el Sol y después hasta las Luces infinitas. Estas son las cuatro etapas del crecimiento de Alburz (...) y su ascensión conduce al Garotman o Morada de los Himnos.
Henry Corbin sobre la geografía visionaria mazdeísta.

14.2.10

Miryai de Boehme

(...)
La Virgen pura o Sabiduría de Dios llegará a ti en lo alto y profundo de tu mente y te conducirá hacia aquél que tiene la llave de la pureza del abismo. Tú permanecerás delante de él y él te dará a comer del celestial maná que te refrescará. Te harás fuerte y atravesarás la puerta del abismo como la estrella de la mañana, y aunque estés cautivo acá en la noche, te aparecerán los rayos de la aurora en el paraíso, donde la Virgen pura reside, esperándote con la dicha de los ángeles, que te acogerán en tu recién nacida mente. Y aunque continúes caminando acá, la noble Virgen te ayudará todavía en la noche oscura. Mira bien, no cierres la mente y la comprensión; cuando tu mente te diga “Vuélvete”, sabes que has sido llamado por la Sabiduría; vuélvete instantáneamente y fíjate dónde estás alojado (…) y busca tu país de originación, de dónde irradió tu alma y hacia dónde es atraída. Y si sigues el consejo de la Sabiduría de Dios, lo hallarás en ti mismo, no después de esta vida, sino en esta misma vida, en tu regeneración, pues la Sabiduría sabrá encontrarte.
Jacob Boehme, Confesiones.