22.3.10

Hina en Maui

Maruru, de Paul Gauguin. Ofrendas junto a la estatua de la diosa polinesia Hina
Cuando apareció el nombre (Hina) sólo sabíamos que nos serpeaba una vibración ligada a la noche selenita del desierto, al ras de unos pastos que goteaban, a unos cien metros del mar, dentro del perímetro brumoso de una olla encantada. Meses después llegó Gauguin desde Tahití con la entidad lunar y oceánica Hina, a la que en una noche de pizarra magnética se le ofrendaban letanías y sones de flauta. Cuando a la noche siguiente de la aparición clariaudiente, una amiga pulsaba la flauta en la orilla quietísima, mientras otro vibraba "Hina" hacia el mar (liberando su efusión hacia el oleaje durante más de media hora), no sabíamos que soplábamos aquella flauta y letanía, y que la bajamar más vasta -en años- que tuvo lugar una hora después, era la suave revertencia de su eco providencial hacia la raza de las playas. Diosa entre peces, corales y pescadores, entre plantas y costas, inspiradora del hula-hula y del cadereo surfer en Maui -y sea que la hayamos tocado o que nos haya tocado con su kapa-, Hina se sostuvo desde entonces como otra nota fatimiana de nos-otros-de-nos, surfers del Jadir en la Tierra de Hurqalya.


Posdata desde un Colegio Anterior: "... entre las funciones de los incorporales del alma está el proyectar una naturaleza, una fisis y, recíprocamente, cada elemento físico revelará así la actividad psico-espiritual que la impulsa. En este sentido, los perceptos de lo sagrado "que posee el alma" se pueden reconocer en el paisaje del que se rodea y en el que configura su hábitat".

11.3.10

La Hora de Aushahim.

(...)
... la montaña que está a la altura de las estrellas y desde donde se precipita el caudal de las Aguas Celestes de Ardvi Sura Anahita, caudal que posee un Xvarnah tan grande como todo el resto de las Aguas que discurren sobre la Tierra. Allí es donde se sitúa la morada terrenal de la diosa de las Aguas celestes. Entonces aparece como la fuente paradisíaca del Agua de la Vida. En esta fuente o en sus orillas crecen las plantas y los árboles maravillosos, y sobre todo el Haoma blanco (el árbol Gaokarena). De Ardvi Sura depende la fecundidad de todos los seres bajo todas sus formas (...) es una Virgen de las aguas (...) el Ritual indica que se consagre una ofrenda al Angel Arshtat a la hora de Aushahim (entre la medianoche y el alba), y la montaña de la Aurora se menciona para que sea favorable al Ángel Arshtat (...) ya que el paso se realiza a través de la aurora resplandeciente. En la montaña aureolada por la Gloria no se percibe el fenómeno astronómico, sino la aurora de Inmortalidad: la Imago Gloriae proyectada en la aurora naciente, se anuncia al alma como la presencia anticipada de un estado vivido (...). Desde su cima surge el Puente Chinvat, en cuya entrada tiene lugar el encuentro del alma con Daena, su Paredros celeste (...) Es la situación primordial en la que la Imago Terrae presenta los lugares y paisajes de su eternidad anticipada (...) El Fiel atraviesa el puente Chinvat con su vuelo espiritual y con la fuerza de sus actos teúrgicos; avanza hasta las estrellas; más tarde hasta la Luna, luego hasta el Sol y después hasta las Luces infinitas. Estas son las cuatro etapas del crecimiento de Alburz (...) y su ascensión conduce al Garotman o Morada de los Himnos.
Henry Corbin sobre la geografía visionaria mazdeísta.