2.10.10

Fatima Cocinera

Del cuaderno de notas de Iuve d'Oc.

Sea bienvenido el cristal del frío tensando el manojo.
Casa adentro las sombras flautan la flama de la cocinera
en la vela de belenizar, en la velita de cuévano.
Bujías a pequeño faro de los cuartos
mientras afuera laponizadores de la psicosmia acarician la sombra de Gran Vaca
y avanzan, todavía más, hacia la entrada en rías de Su Delicadeza
por entre un carío de cortezas
la rostridad a la que trepa en maquillaje
por la untuosidad del único licor
en el mimetismo legendario de la madera uncida.


Por su aceite de milhoras la lente pasa
“dónde había ese agujero sin reloj?”
donde poner a nacer las otras horas:
“Diosa Tarde more en mí”, decía el pie
en el flexor mismo del frescor levantaromas.

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