(...)
La Virgen pura o Sabiduría de Dios llegará a ti en lo alto y profundo de tu mente y te conducirá hacia aquél que tiene la llave de la pureza del abismo. Tú permanecerás delante de él y él te dará a comer del celestial maná que te refrescará. Te harás fuerte y atravesarás la puerta del abismo como la estrella de la mañana, y aunque estés cautivo acá en la noche, te aparecerán los rayos de la aurora en el paraíso, donde la Virgen pura reside, esperándote con la dicha de los ángeles, que te acogerán en tu recién nacida mente. Y aunque continúes caminando acá, la noble Virgen te ayudará todavía en la noche oscura. Mira bien, no cierres la mente y la comprensión; cuando tu mente te diga “Vuélvete”, sabes que has sido llamado por la Sabiduría; vuélvete instantáneamente y fíjate dónde estás alojado (…) y busca tu país de originación, de dónde irradió tu alma y hacia dónde es atraída. Y si sigues el consejo de la Sabiduría de Dios, lo hallarás en ti mismo, no después de esta vida, sino en esta misma vida, en tu regeneración, pues la Sabiduría sabrá encontrarte.
Jacob Boehme, Confesiones.
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