Canciones entre el alma y el Esposo
La Esposa
13. Mi Amado, las montañas, los valles solitarios nemorosos, las ínsulas extrañas, los ríos sonorosos, el silbo de los aires amorosos,
14. la noche sosegada en par de los levantes del aurora, la música callada, la soledad sonora, la cena que recrea y enamora.
15. Nuestro lecho florido, de cuevas de leones enlazado, en púrpura tendido, de paz edificado, de mil escudos de oro coronado.
16. A zaga de tu huella las jóvenes discurren al camino, al toque de centella, al adobado vino, emisiones de bálsamo divino.
17. En la interior bodega de mi Amado bebí, y cuando salía por toda aquesta vega, ya cosa no sabía; y el ganado perdí que antes seguía.
(...)
37. Allí me mostrarías aquello que mi alma pretendía, y luego me darías allí, tú, vida mía, aquello que me diste el otro día:
38. El aspirar del aire, el canto de la dulce Filomena, el soto y su donaire, en la noche serena, con llama que consume y no da pena
39. Que nadie lo miraba, Aminadab tampoco parecía, y el cerco sosegaba, y la caballería a vista de las aguas descendía.
Noche Oscura
1. En una noche oscura, con ansias, en amores inflamada ¡oh dichosa ventura!, salí sin ser notada estando ya mi casa sosegada.
2. A oscuras y segura, por la secreta escala disfrazada, ¡Oh dichosa ventura!, a oscuras y en celada, estando ya mi casa sosegada.
3. En la noche dichosa en secreto, que nadie me veía, ni yo miraba cosa, sin otra luz y guía sino la que en el corazón ardía.
4. Aquésta me guiaba más cierto que la luz del mediodía, adonde me esperaba quien yo bien me sabía, en parte donde nadie parecía.
5. ¡Oh noche que guiaste! ¡Oh noche amable más que el alborada! ¡Oh noche que juntaste Amado con amada, amada en el Amado transformada!
6. En mi pecho florido que entero para él sólo se guardaba, allí quedó dormido, y yo le regalaba, y el ventalle de cedros aire daba
7. El aire de la almena, cuando yo sus cabellos esparcía, con su mano serena en mi cuello hería y todos mis sentidos suspendía.
8. Quedéme y olvidéme, el rostro recliné sobre el Amado, cesó todo y dejéme, dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado.
Cantar del alma que se huelga de conocer a Dios.
Qué bien sé yo la fonte que mane y corre, aunque es de noche.
1. Aquella eterna fonte está escondida, que bien sé yo do tiene su manida, aunque es de noche.
2. Su origen no lo sé, pues no le tiene, mas sé que todo origen de ella tiene, aunque es de noche.
3. Sé que no puede ser cosa tan bella, y que cielos y tierra beben de ella, aunque es de noche.
4. Bien sé que suelo en ella no se halla, y que ninguno puede vadealla, aunque es de noche.
5. Su claridad nunca es oscurecida, y sé que toda luz de ella es venida, aunque es de noche.
6. Sé ser tan caudalosos sus corrientes. que infiernos, cielos riegan y las gentes, aunque es de noche.
7. El corriente que nace de esta fuente bien sé que es tan capaz y omnipotente, aunque es de noche.
8. El corriente que de estas dos procede sé que ninguna de ellas le precede, aunque es de noche.
9. Aquesta eterna fonte está escondida en este vivo pan por darnos vida, aunque es de noche.
10. Aquí se está llamando a las criaturas, y de esta agua se hartan, aunque a oscuras porque es de noche.
11. Aquesta viva fuente que deseo, en este pan de vida yo la veo, aunque es de noche.
San Juan de la Cruz, fragmentos de sus Cantos Espirituales, que van de vuelo.